Ya tengo el vino y ahora…la copa?

En algunas ocasiones compramos vinos de $200.00 pesos o más y los desperdiciamos por no contar con una copa adecuada para disfrutarlos. 

La copa es el guante del catador y por eso en esta ocasión les presentamos las razones por las que el vino merece su copa.

Además de las copas estandarizadas, existen otras, ya sean  tradicionales o concebidas específicamente para destacar un tipo particular de vino. En ocasiones inspirados en copas tradicionales, y luego de años de investigación, los grandes cristaleros como Riedel y/o Spiegelau han creado una serie de copas destinadas a optimizar la cata de los vinos de las grandes denominaciones del mundo. Sin embargo, no es indispensable tener una copa por denominación y, por acuerdo común, las copas del vino blanco son menores que las del vino tinto. La copia en forma de tulipán predomina sobre los demás. Lo que es cierto, es que la copa hace la diferencia para percibir el carácter de un buen vino.

De preferencia, para los vinos efervescentes ha de utilizarse una copa alta. A estas copas clásicas puede sumarse una copa de borgoña y otra de aporto, jerez y vinos de licor. Solo la copa de agua puede ser de cualquier forma y material.

También existen copas especiales para la cata. La cualidad esencial de estas copas, usadas por los profesionales y de un alto nivel técnico, es que hacen surgir los defectos del vino. Normalmente estás copas son de cristal de plomo.

En fin las copas pueden ser grandes o pequeñas lo que se debe de cuidar es lo siguiente:

          Tener la boca más estrecha que la parte baja
          Ser lisa y transparente
          Ser tipo flauta para los vinos espumosos
          Evitar los vasos o las copas de color y a su vez llenar demasiado la copa de vino, ya que el vino precisa espacio suficiente para oxigenarse y expresarse.

0 Respuestas to “Ya tengo el vino y ahora…la copa?”:

Deja un comentario