La Magia del Decantador


Las frascas o jarras de los romanos pueden considerarse el precedente de los actuales decantadores. Eran unos envases, elaborados en metal o en vidrio. Sin embargo, antes se usaron cántaras de barro, con unas pequeñas asas y cuello pequeño adornadas con algún dibujo y coloreadas con barniz marrón, gris azulado o incluso con un barniz de sal que daba cierta rugosidad a la superficie. La gente de gusto más refinado servía el vino en envases de porcelana china o de cristal de roca adornados con oro o plata dorada.


El año revelación del cristal fue 1670 cuando George Ravenscroft comenzó a fabricar envases de servicio de vino en cristal.

Los vinos jóvenes tintos con mucho tanino (astringente) se benefician con la oxigenación, se vuelven más sedosos. Para lograr ese efecto, no basta con dejar la botella abierta ya que la cantidad de oxígeno que ingresa no es suficiente porque solo está expuesto el vino que está en el cuello de la botella. Por otro lado, a partir de los siete años, los vinos tintos forman un sedimento (formado por materia colorante y tanino). Para evitar que este entre en la copa, es recomendable decantarlo.

Antes de decantar, hay que observar la botella a trasluz y ver el color del vino. Si es de color ladrillo, tenga cuidado ya que puede ser que esté muy viejo y no soporte la decantación.

La técnica para servir, sin que se nos pase el sedimento, es utilizar una fuente de luz para poder ver a través del vidrio oscuro de la botella y saber en qué momento el sedimento está llegando al cuello. 

Como platicábamos, uno de los principales motivos para decantar un vino es el de separarlo de los posos que hayan podido formarse durante su envejecimiento. Este, por ejemplo, es el caso de los oportos vintages, los tintos añejos, sobre todo muy tánicos.

El otro motivo, es de los nuevos vinos llamados "de alta expresión", de larga maceración. Por regla general los vinos más recios y con más cuerpo, los que muestran colores muy oscuros ⁣⁣con ⁣⁣poca intensidad olfativa, mejoran con la aireación. Decantar aquellos vinos que, después de abrir la botella, desprendan cualquier olor extraño o aromas lácticos.

Hay dos formas de decantar:

1- Decantación normal: consiste en trasegar el vino con cuidado y por la pared del decantador sin la creación de perlas o burbujas.

2- Con golpeo. Se realiza para vinos que por su complejidad aromática, necesitan mayor oxigenación y se trasvasa el vino al decantador de manera violenta.

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